La diversidad biológica es esencial para mantener la vida en la tierra y tiene importantes valores sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, estéticos y recreativos. Además de su valor intrínseco, la biodiversidad determina nuestra resistencia bajo circunstancias cambiantes. Sin una adecuada biodiversidad, eventos como el cambio global o plagas de parásitos es mucho más probable que tengan efectos catastróficos. Es esencial para mantener la viabilidad a largo plazo de la agricultura y pesca. La biodiversidad constituye la base para el desarrollo de muchos procesos industriales y la producción de nuevas medicinas. Finalmente, la biodiversidad proporciona con frecuencia soluciones para problemas de contaminación y enfermedades.

    El Programa Ambiental de la ONU estima que, a nivel global, la biodiversidad disminuye en este momento a una tasa más rápida que en ningún otro tiempo pasado. La situación en Europa es también causa de preocupación. La rica biodiversidad de la Unión Europea ha estado sujeta a cambios lentos durante siglos, debido al impacto de las actividades humanas. Pero la escala de este impacto ha acelerado dramáticamente en las últimas décadas. El informe de la ONU confirma que en algunos países europeos hasta un 24% de especies en ciertos grupos como mariposas, pájaros y mamíferos se han extinguido a nivel nacional.

    Los motivos que han dado lugar a este declive de biodiversidad en Europa indican que probablemente la tasa de pérdida se acelerará si no se actúa. La Agencia Europea de Medio Ambiente establece en un informe que “el declive de la biodiversidad en muchas regiones de Europa deriva principalmente de una explotación muy intensa, casi industrial, de las zonas agrícolas y forestales, y de los cambios de uso de la tierra; de una elevada fragmentación los hábitats naturales que quedan, por las infraestructuras y la urbanización, y por el influjo del turismo de masas, así como por la contaminación del agua y del aire. Dado el crecimiento proyectado de la actividad económica, la tasa de pérdida de la biodiversidad más que estabilizarse es muy posible que aumente”.

    A pesar de los esfuerzos de la UE y los Estados Miembros para disminuir el problema de la pérdida de biodiversidad, las medidas actuales son insuficientes para cambiar las tendencias actuales. Es, por tanto, urgente y esencial desarrollar una estrategia activa para garantizar la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.

    La escala global de reducción o de pérdidas de biodiversidad y la interdependencia de las diferentes especies y ecosistemas a través de barreras nacionales demanda una acción internacional concertada. El marco para esta acción es la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD), que la Comunidad Europea ratificó el 21 de Diciembre de 1993. La CBD persigue tres objetivos, la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y un reparto justo y equitativo de los beneficios que resulten de la utilización de los recursos genéticos. Biodiversidad se define en la CBD como “la variabilidad entre organismos vivos de todas las procedencias, incluyendo, entre otros, ecosistemas terrestres, marinos, y acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; esto incluye la diversidad intraespecífica, interespecífica y de ecosistemas”.

 
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